Como se ha vuelto ya común en el presidente Duque, al pronunciarse públicamente sobre el último incremento salarial fijado mediante el Decreto 2360 de diciembre de 2019, ha vuelto a incurrir en imprecisiones. Frente a cámaras y eufórico Duque expresó lo siguiente:
«Hoy podemos ver que en estos casi dos primeros años de gobierno hemos tenido los mayores aumentos reales del salario mínimo en casi tres décadas en Colombia. Ahí está la evidencia, ahí está la estadística pero sobre todo ahí está el corazón y el compromiso que tenemos con las comunidades de nuestro país».
Pues bien, remitiéndonos estrictamente a la evidencia y a la estadística puede afirmarse que Duque recurre a verdades a medias. Habla en plural de «mayores aumentos reales del salario» cuando solo el pírrico aumento de $49.687 pesos de 2020 ($1656 pesos por día) cumple con esta condición y solo sobrepasando en $1425 el aumento decretado por Santos a través del Decreto 2209/16 ($48.262). Su otro aumento no cumple esa condición al situarse solo en $46.874 pesos en relación con el salario de 2018 ($781.242).
Ahora bien, si se analizan las declaraciones de Duque desde la diferencia entre el ajuste efectuado y el IPC causado en el año anterior tampoco es cierta su afirmación. Entre el IPC de 2018 (2,87%) y el porcentaje de incremento de 2019 (6%) hay una diferencia de 3,13%. Por su parte, entre el IPC calculado de 2019 (3,88%) y el porcentaje de incremento de 2020 (6%) hay una diferencia positiva de 2,12% que tampoco supera el 5,82% existente entre el IPC de 1990 (31,89%) y el porcentaje decretado de aumento para 1991 (26,07%).
También hay que decir que el aparente 3,13% de más que se incrementó el salario con relación al IPC (2018) en 2019 y el 2,12% de más en relación con el IPC (2019) para el 2020 surge de certificaciones que expide una institución que depende del gobierno como el DANE y que por tanto -sin la libertad e independencia necesarias- falsea la información estadística actuando como juez y parte. En Colombia, en términos reales el salario no se incrementó en un 6% para 2020 sino en un 2,12% por encima del IPC.
Desde cuándo se determinó como política de gobierno bajar la inflación a un dígito, ha venido utilizándose como un poderoso instrumento de depreciación del valor adquisitivo de los salarios el certificar índices de precios al consumidor que no se corresponden con la realidad para incrementar en valores de solo una cifra los incrementos salariales.
De Duque, como instrumento de Uribe, es esperable todo en términos de una política de pérdida de valor real de los salarios en detrimento de los trabajadores y en beneficio de los empresarios. De hecho, a pesar de que populistamente el hoy senador y expresidente se presenta como un falso benefactor de los trabajadores no hay que olvidar que durante sus 8 años de gobierno se presentaron los más irrisorios aumentos del mínimo, los que no sobrepasaron el 9,07% para un pobre promedio de 1,13% por año.