Carlos Antonio Vélez es un personaje deleznable y tóxico, que enquistado en los medios de comunicación está dispuesto siempre a tratar de imponer sus dogmas y, al mejor estilo de la edad media, encender hogueras para asesinar moralmente a todo aquel que no encuadre o coincida con su pensamiento reaccionario y retrógrado.
En el pasado sus víctimas han sido equipos, jugadores, técnicos, dirigentes y miembros de la prensa deportiva que no comulgan con su particular manera de ver el mundo, lo que lo ha convertido, sin lugar a dudas, en uno de los personajes más rechazados del país y, además, lo que se ha acrecentado por ser uno de los promotores y defensores del secuestro que WIN Sports ha hecho de la señal del fútbol profesional colombiano, convertido en una más de las tantas mercancías inaccesibles del modelo neoliberal que Vélez defiende.
Hoy, por encargo o por congraciarse con sus amos, las nuevas víctimas contra las que arremete son los maestros y maestras del país a quienes en su última predica incendiaria, desde el púlpito de Antena 2 de RCN, atacó exponiendo todos sus perjuicios y su marcada ignorancia, misma que heredó su hijo, Luis Carlos Vélez, quien también funge como periodista, pero que al igual que su padre no es más que una caja de resonancia o un parlante al servicio de la extrema derecha del país.
Vélez, un fracasado abogado, que desde sus limitaciones para el litigio encontró un refugio en los medios, donde ha adquirido alguna relevancia, tampoco ha logrado amoldarse a su rol de comunicador, desde donde destila en cada palabra veneno como producto de su frustración personal y de un serio transtorno de identidad profesional que lo hace añorar ser técnico de fútbol, meta que ya seguramente tampoco alcanzará pero que lo impele a exigirle a sus colaboradores que lo llamen «profesor».
Lo que ha hecho Vélez con los docentes es tratar mordázmente de destruirlos presentándolos como profesionales inconsecuentes y como causantes de la crisis de calidad de la educación pública en Colombia que tiene como único responsables a los dirigentes políticos a los que constantemente adula, venera y exalta.
Escuchar a Vélez en Antena 2 o en Winsports entrega muchísimas claves sobre la férrea campaña de oposición a un canal premium (pago) de televisión. Sencillamente nadie está dispuesto a pagar para escuchar tantas sandeces e impertinencia juntas. Vélez es sin duda uno de los mejores motivo para boicotear el fútbol prepago en Colombia.