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Los ESTUDIANTES: Personajes del año

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Aún a costa de la pérdida de sus vidas y de sus semestres no se rindieron. Muy a pesar de una injusta estigmatización por medios afines al gobierno se mantuvieron en paro reivindicando el derecho a la educación universitaria.

Lograron colocar en el centro de la discusión publica el tema de la financiación de la educación superior y le ganaron el pulso a un gobierno que se valió de la más feroz represión para acallarlos.

Lograron el reconocimiento (no aceptado y/o desconocido) de la crisis de fondo y/o estructural de la educación superior en el país.

Aplazaron, por lo menos temporalmente, los propósitos ciertos de asfixia presupuestal de la educación superior con propósitos de cierre y privatización.

Impulsaron la más amplia movilización nacional en defensa de la educación superior de que se tenga conocimiento en las últimas décadas, logrando la solidaridad y vinculación al movimiento de amplios sectores de la sociedad, incluyendo (en un hecho sin precedentes) a estudiantes de universidades privadas del país.

Sembraron la esperanza en el país del recambio generacional y el sueño de que a corto plazo se pueda materializar la superación de la corrupción, la politiqueria, la guerra y la muerte.

Reivindicaron a Jaime Garzón y no hicieron vana ni su muerte ni su frase célebre en la que les expresó: “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos. ¡Nadie!”.

Por todo lo anterior, los estudiantes son nuestros personajes del año

Vergüenza: Presidente Duque propone «LIMOSNATÓN» y un «PARAIMPUESTO» para financiación de Universidades

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La desfachatez, irrespeto y falta de ideas y liderazgo del presidente Ivan Duque pareciera no tener límites, rayan en lo ridículo y nos exponen a la burla ante el resto de países del mundo. Así quedó demostrado con la «limosnatón» que planteó como «solución» para el problema de desfinancIación de la educación superior.

Actuando no como un auténtico Jefe de Estado y auto irrespetando la dignidad de su cargo el presidente propuso a los colombianos que donen para financiar la universidad pública a través de una «casilla voluntaria para que las personas en su declaración de renta pudieran hacer aportes a la universidad pública de Colombia».

Con este tipo de «propuestas» el primer mandatario da una patada a la mesa de negociación que se instaló con los representantes de los estudiantes de las universidades públicas del país, en tanto deja claro que no hay una política seria y de Estado para la financiación de la educación superior distinta a recurrir al ‘mochileo’ y ‘boleteo’ a los contribuyentes.

Es inaudito que el presidente pretenda decirle a los colombianos, que más allá de la pesada carga tributaria que tienen que soportar y que debería direccionarse hacia lo social, y no perderse en corrupción, ahora haya que hacer «donaciones» adicionales para sostener lo que por deber y con los impuestos le toca afrontar al Estado.

Para la comunidad internacional seguramente lo de la «propuesta» de Duque será un motivo más de sorna. En Colombia ya no solo hay un paraestado, un ejército paramilitar que asesina líderes sociales y un parapresidente con más poder que el propio ‘presidente’ sino que también se proponen ya paraimpuestos.

Duque además, en incumplimiento de otra de sus promesas de campaña,aprovechó para sacar el ‘espejo retrovisor’ y culpar al gobierno anterior  de la crisis de la educación pública, pasando por alto que el problema estructural de la universidad deriva de la ley 30 del 92 y de la disminución drástica que no solo Santos, sino varios de los expresidentes que lo respaldaron para ser presidente (incluído su mentor, Álvaro Uribe Vélez), hicieron al reducir las transferencias por estudiante de 10,8 millones en 1993 a 4,8 millones en 2017.

¿Reptores o rectores? Las inconsecuentes posturas de quienes sirven más a Duque que a los intereses de la universidad pública

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El pasado 26 de octubre, es decir, apenas 15 días después de que los estudiantes universitarios decidieran emprender un paro nacional indefinido en defensa de la financiación de la educación superior, los rectores anunciaron un «acuerdo» con el gobierno.

Hasta ahí no habría nada por cuestionar a no ser por el hecho de que los rectores se aprovecharon de la protesta estudiantil para negociar y a la hora de hacerlo lo hicieron a espaldas de estudiantes y docentes universitarios en un claro acto de oportunismo y traición a quienes se atrevieron a poner en el centro de la discusión pública el tema de la financiación estatal de la educación pública superior.

Hasta por delicadeza y pudor los rectores han debido de abstenerse de esta acción desleal que desde un principio hizo evocar una especie de transacción en la que a cambio de la tan cuestionada mermelada (llamada así por el uribismo) el gobierno pretendía quitarle fuerza a la protesta estudiantil y granjearse el apoyo y la solidaridad incondicional de quienes con el pactaron coptándolos.

Luego de esa movida estratégica de un gobierno que hasta la fecha se niega a recibir y atender a los estudiantes, era solo cuestión de tiempo para visibilizar otros efectos del mal llamado pacto.

Poco a poco, varios rectores han venido pagando favores al gobierno y dejándose instrumentalizar de una manera vergonzosa, haciendo uso de su poder real y mediático para tratar de dividir al movimiento estudiantil con base en amenazas de cancelación del semestre académico, como si lo que estuviese en juego no fuese algo de una mayor importancia estratégica.

Ejerciendo presión soterrada y enmascarados en una supuesta preocupación por lo académico, rectores como Dolly Montoya (Universidad Nacional) y Carlos Prasca (Uniatlántico) han pretendido quebrantar y/o socavar la autonomía estudiantil a través de procesos de consulta que buscan el levantamiento del paro y dividir al movimiento estudiantil en una arbitraria injerencia en las decisiones del estamento discente y docente.

Todo puede esperarse. Incluso que se adulteren los resultados de consultas virtuales en las que nadie garantiza que a nivel informatico no se manipulen los datos. Funcionarios de esta índole, habiendo tomado partido del lado de la contraparte a los estudiantes no pueden pretender que se les reconozca como garantes de este tipo de procesos. No se puede aspirar a ser juez y parte al mismo tiempo.

De Prasca, el rector de Cambio Radical que puso la Universidad al servicio de intereses politiqueros nada extraña. Haciendo y pagando favores propios de la politiquería, y no por méritos intelectuales y académicos, accedió a la dirección de la universidad y sabe Dios que estará esperando ahora en contraprestación burocrática al favor o mandado que le hace de manera casi servil al presidente Duque.

Incluso no debe ni siquiera extrañarnos, dado su talante godo y reaccionario, que en cualquier momento opte por autorizar la intervención de la fuerza pública al interior del alma mater sin importarle en lo más mínimo la vida e integridad física de sus estudiantes.

Es bueno que la comunidad universitaria, más allá del ropaje populista con el que se disfrazan, identifique a estos oportunistas y traidores que en lugar de ser llamados rectores deberían ser llamados reptores por su enorme capacidad de reptar ante las migajas que se les arroja desde el poder central. No nos cabe la más mínima duda: Judas han existido en todos los tiempos.