Un bochornoso episodio se presentó en las puertas de la Gobernación del Departamento del Atlántico cuando el docente de idiomas de la Universidad del Atlántico, Jairo Soto Molina, agredió intempestivamente y sin razón aparente al estudiante de Educación Física, Andrés Chaparro.
El lamentable hecho de intolerancia en la que el educador prefirió tramitar diferencias recurriendo a la razón de la fuerza en lugar de la fuerza de la razón, ocurrió mientras se desarrollaba la reunión entre la Gobernadora, Elsa Noguera De la Espriella, y los estudiantes que desde hace meses adelantan una toma al interior del alma mater solicitando, entre otros temas,
reformas al Estatuto General de la Universidad e inversión en el Edificio donde funciona la facultad de Bellas Artes.
De acuerdo a la versión entregada por varios testigos, entre ellos periodistas de diferentes medios, los hechos se presentaron porque Soto, buscando congraciarse con la administración, acostumbra a través de sus redes sociales a usar un lenguaje intemperante, violento y de estigmatización que habría motivado que el estudiante se acercara a reclamar del docente una conducta más ética, lo que no fue del agrado del educador que respondió inmediatamente con violencia.
Soto que hace dos meses hizo denuncias a través de Emisora Atlántico contra Roberto Figueroa, de quién dijo intentó agredirlo y a quien denunció penalmente por estos hechos, ha sido censurado por su desmedida defensa de la dirección de la Universidad y por la manera en que replicó las mismas conductas violentas del Consejero del superior a quien denunció, lo que a juicio de muchos ameritaría una investigación y una sanción disciplinaria ejemplarizante.
Tras la agresión y reacción del estudiante miembros de la Policía Nacional lo detuvieron pero casi inmediatamentef fue dejado en libertad cuando varios periodistas intercedieron ante las autoridades señalándole a los uniformados que el joven había sido la víctima de la agresión y no el agresor.