Todos quisiéramos que quienes visten el uniforme de la policía nacional tuvieran comportamientos protectores de los ciudadanos como los del agente Ángel Zúñiga Valencia. La Constitución así se los ordena: «las autoridades… están instituidas para proteger a todas las personas… en su vida… y demás derechos y libertades…» (Artículo 2) y no para sin ningún límite moral o legal asesinar, alentados bajo el amparo de superiores y gobernantes que los justifican y defienden.