Archivo de la categoría: Alternancia

Brecha educativa: Otra advertencia del año pasado en que no nos quisieron escuchar

Por: Alberto Ortiz Saldarriaga

El pasado 1 de abril a través de la página web del medio independiente telatiroplena.com se publicaron parcialmente apartes del análisis de resultados de las pruebas Saber 11 (2020) efectuado por el Observatorio de Educación de la Universidad del Norte. En dicho estudio se concluye, como declaró el Dr. Jorge Valencia Cobo este martes en Emisora Atlántico al periodista Jorge Cura Amar (Clic aquí para leer nota), que la pandemia y la desigualdad en el acceso a tecnología y conectividad, acrecentaron la denominada brecha educativa.

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Fecode: bajo ataque en redes por la alianza uribismo – «centro»

Por: Alberto Ortiz Saldarriaga (Twitter @OrtizSAlberto) miembro de Acción Ética Docente (Publicado originalmente en el Diario LA LIBERTAD)

Lo que no han logrado a través del desprestigio que intentan construir contra los educadores oficiales desde sus medios y obsecuentes comunicadores e influenciadores de bolsillo, e incluso desde quienes han trascendido ese papel de sicariato moral para pasar al material, el establecimiento quiere ahora hacerlo usando como punta de lanza o arma al COVID-19.

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Escuelas si son fuente de contagio de COVID-19 de acuerdo a Bélgica

Bélgica es uno de los primeros países del mundo que tomó una decisión en lo concerniente a la reapertura de los centros educativos. Lo hizo muy probablemente guiado por uno o más de los tantos mitos que se han construido en torno a las formas de propagación del COVID: La baja probabilidad de contagio en los niños (1) y, consecuentemente, la teoría en virtud de la cual las escuelas no son por tanto un espacio de propagación del virus (2).

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Bioseguridad escolar: el peligro de los protocolos inservibles y el simplismo oficial

Escrito por el educador Alberto Ortiz Saldarriaga (Twitter @OrtizSAlberto)

Ni siquiera el incremento de las cifras de contagios en los últimos días tiene el carácter persuasivo frente a quienes desde posiciones de poder inmerecido insisten, desde su irracionalidad y posiciones no fundamentadas, en presionar un retorno no seguro a las aulas por parte de los maestros y estudiantes instrumentalizando a los directivos docentes.

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Aerosoles: el enemigo hasta ahora subestimado en el contagio del COVID

José Luis Jiménez es un respetado científico español y profesor de la Universidad de Colorado (EU) a quien la OMS y la mayoría de gobiernos del mundo ha debido prestarle desde hace meses mayor atención por sus valiosas observaciones en torno al papel de los aerosoles en la propagación del COVID-19.

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Alternancia: cuando priman los negocios y los maestros se vuelven fichas sacrificables

Solo fichas desechables o sacrificables. Así se concibe la vida de los docentes desde el ministerio de educación, desde sus leales alfiles en las secretarías de educación y desde sectores de algunas organizaciones sindicales,  que aunque de palabras critican, de boca le hacen el juego y el favor de la legitimación al establecimiento.

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ESAP Atlántico: Contratación impertinente

La historia de contratos extraños, sin pertinencia y que generan justificada suspicacia en la ESAP se sigue repitiendo. Esta vez, en la Territorial Atlántico se piensa contratar, si ya no se hizo, 1 médico y 3 enfermeras, tal cual se puede observar en el Plan Anual de Adquisiciones publicado en la página de la ESAP .

Es paradójico que antes, en la presencialidad, la institución no contara con un botiquín de primeros auxilios por si se llegase a presentar un accidente en las instalaciones; y precisamente ahora, cuando se conoce a priori que el semestre en curso se desarrollará bajo la modalidad virtual decidan contratar personal de salud, ¿para qué? Son 94 millones de pesos que serían más pertinentes, y se justificarían en la realidad objetiva, si tuviesen otros destinos.

PLAN ANUAL DE ADQUISICIONES.

Un gran porcentaje de la población estudiantil reside en los municipios del departamento del Atlántico, por sólo hablar de este territorio; en Santa Marta y Valledupar, ahora en Bosconia, que recibe a estudiantes de municipios como Algarrobo en el que la alcaldía tuvo que prestarles la sala de informática de un colegio para presentar el examen de admisión, en Uribia, Villanueva y La Jagua de Ibirico municipios de cuarta a sexta categoría, la situación de vulnerabilidad es altísima.

Sin embargo, la actual Dirección Territorial no ha sido capaz de realizar las gestiones pertinentes para adquirir bajo distintas figuras equipos de cómputo, como portátiles y tabletas para facilitar a los estudiantes condiciones óptimas de conectividad.

Todas las instituciones de educación superior lo han hecho, incluso los colegios con sus escasos recursos, han destinado rubros para la compra de equipos. La ESAP, una institución que se debe caracterizar por sus gestiones, no ha establecido relaciones con las Gobernaciones de los 4 departamentos en lo que hace presencia, tampoco con las Alcaldías y menos con el sector productivo y empresarial con el objetivo de que los estudiantes se beneficien.

Mientras tanto, en el mismo Plan Anual de Adquisiciones, contemplan el arrendamiento de inmuebles en Valledupar, Santa Marta y Barranquilla, por la suma de 525 millones de pesos. De ese dinero, $250 millones son para arrendar la sede en Barranquilla, mientras los estudiantes y profesores dan clases virtuales. Así las cosas, nos encontramos ante una institución pública que no gestiona, y que, por otro lado, derrocha recursos en impertinencias.

Además de lo anterior, la Dirección Territorial Atlántico no actúa en la línea de la Ley 1712 de 2014, pues, no cumplió con la publicación de los procesos contractuales y de contratación directa en la sección estipulada para tales fines en la página de la Escuela, durante la vigencia 2020, y durante los meses que han corrido de la presente anualidad.

Se radicarán las peticiones y acciones pertinentes ante las instancias que correspondan para esclarecer la obscuridad que hasta ahora es signo común en las actuaciones oficiales.

La gran pregunta sobre la alternancia

Tomado del facebook del educador Henry Gómez Zarate

¿Por qué el gobierno, contra toda sensatez, pretende “arrear” a estudiantes y (con mayor nivel de exposición) a educadores hacia un modelo de alternancia educativa sin que se les haya inmunizado con la aplicación de una vacuna?

Existen dos respuestas: una corta que no por ello hace parte del sentido común y otra menos breve que amplía el contexto.

La respuesta breve remite a un hecho eficazmente encubierto que es el resorte de la insensata decisión, a saber: la educación a distancia ensayada en el 2020 fue un fracaso en algo tan sensible como es la cobertura escolar, disminuida por la (real y global) tasa de reprobación/deserción de estudiantes que retrotrae las cifras a cuando menos 10 años atrás.

La cifra maquillada que estos indicadores muestran no es peor porque los docentes oficiales no han aplicado los tradicionales criterios legales con que se establece la reprobación/deserción tomando en cuenta la real y consolidada tasa de inasistencias de los estudiantes. En aquellos ha primado un plausible pudor para no penalizar a sus alumnos y familias por circunstancias de las que en realidad son víctimas. Y es por ahí que comienza a ampliarse el contexto que lleva a la segunda respuesta. Veamos.

Para quienes poco conocen de estos temas el aumento de cobertura en la atención de derechos fundamentales (tales como salud, educación, trabajo, etc) ha constituido el tema central de los últimos gobiernos de corte neoliberal (todos de Gaviria a Duque) redefiniéndolos como negocio y a sabiendas que ese frenetismo por el aumento, sin variaciones sustantivas de los recursos y la capacidad instalada, agrava las condiciones de posibilidad de la calidad.

Bajo la antigua normalidad, el neoliberalismo tercermundista se hizo experto en rebajar la atención de los derechos fundamentales a un nivel mediocre, mientras simula abrasar a un mayor número de usuarios, con la aplicación de un doble rasero en la rendición de cuentas públicas en cuanto calidad, como se explica a continuación.

La calidad solo cuenta con seguimiento y rigor técnico cuando la atención del derecho es responsabilidad de lo público, y el fracaso obra como argumento poderoso para legitimar decisiones de privatización. En tal sentido, la escogencia de los indicadores evaluados para nada consultan el desbordamiento de la capacidad instalada ni la real desfinanciación del sistema en función del crecimiento de la cobertura. El carácter positivista pero terriblemente sesgado de la medición de resultados se presenta como una lectura objetiva de la calidad del servicio que ofrece el sistema.

Una vez privatizado el tema se vuelve secundario. La calidad de un servicio en manos privadas será siempre el resultado semi-clandestino de la tensión existente entre su mediocridad, la capacidad de aguante ciudadana y la búsqueda del máximo de utilidad, en las barbas de un estado (hasta ahora) cómplice.

Es lo que ocurre con la educación mayormente pública y la salud totalmente en manos privadas. La “evaluación pública y positivista de la calidad” a través de formatos estandarizados en la primera no ocurre nunca ni en los mismos términos en la segunda. La primera, un derecho fundamental, desfinanciada de cara a los requerimientos en cuanto vulnerabilidad de la población cobijada y las demandas de las condiciones de posibilidad de la calidad. La segunda, un típico negocio cuyas venas rotas se ven surtidas generosamente por el estado, no en función de la calidad plena de lo que ofrece (y que nadie con autoridad seriamente les reclama), sino de los amplios márgenes de ganancia que produce.

En ese sentido, el exhibicionismo engaña incautos de las altas coberturas, la obra de demolición de lo público y la progresiva concreción de la agenda privatizadora venían cumpliendo su misión en el marco de la construcción de un estado neoliberal de hecho hasta que se atravesó la pandemia con la obligada decisión de confinamiento social.

La respuesta breve inicialmente planteada empieza a tener implicaciones y contexto. Es cierto que la educación a distancia ha sido un fracaso pero sustentado por los múltiples efectos que el neoliberalismo ha tejido en todos los órdenes de la vida social, en especial la de los más vulnerables que son la mayoría. Y eso es distinto y más amplio.

Así por ejemplo, existe una innegable relación entre el nivel a ras de supervivencia que impone la economía neoliberal y la deserción/reprobación técnicamente real de población vulnerable en la escuela, obligados a priorizar la subsistencia del día a día. O con el hecho de desposeer las condiciones materiales para acceder a vías virtuales o con el atraso estructural del país en conectividad dada la condición subalterna asignada a nuestra economía en el modelo global mundial. Flaquezas y vergüenzas desnudadas por efectos de la pandemia y su confinamiento. Nada de aparatos ni conectividad gratuitos, lo que habría sido poco eficaz si no se aflojaba la presión por la supervivencia con la asignación de una renta básica para las familias vulnerables, todo ello incompatible con un modelo en marcha.

No pueden volver a la educación a distancia porque sería como quedarse en el mismo punto, enfrentar los mismos problemas y seguir exhibidos en una desnudes a la que la deserción/reprobación realmente consolidada en 2020 le ha quitado la hojita de parra que cubría sus últimas vergüenzas.

En realidad no existen más garantías de condiciones previas y verificables de bioseguridad para regresar a cualquier forma de presencialidad en la escuela que la aplicación general de una vacuna inmunizadora efectiva. Y una vez dado ese paso, la lección aprendida debería obligar a la instauración progresiva del modelo masivo al personalizado. Pero no van a hacerlo. No van a desandar el modelo neoliberal en marcha. No va a ser la pandemia la que los obligue a modificar el curso de acción de una apuesta tan gruesa, en la que llevan mucho tiempo, a la que le han invertido tanta violencia y en la que hay tantos intereses.

Sin importar las consecuencias de la segura exposición y con la ayuda cómplice de actores dentro del sistema (en el triste papel de capataces o piguas) prefieren arriarnos a estudiantes y educadores hacia una suicida alternancia sin que medie la aplicación de una vacuna inmunizadora. En eso también es experto el neoliberalismo: en encontrar vías que demanden menos gastos, preserven la utilidad del sistema e ignoren los daños colaterales sobre todo lo que tenga vida.

Y entre quienes son potenciales víctimas nunca dejan de sumarse voluntariosos aliados de sus propios sepultureros

Barranquilla, Enero 20 de 2021