El atentado e intento de asesinato del dirigente magisterial, Carlos Enrique Rivas Segura, es un hecho repudiable de intolerancia que debe concitar solidaridad y el más contundente y enérgico rechazo tanto de la comunidad nacional como internacional, a quienes hay que contextualizar sobre qué o quiénes se mueven detrás de las amenazas y ahora el atentado criminal contra el expresidente y hoy miembro del ejecutivo de FECODE.
En la Colombia de Duque todos los días se pasa del dicho al hecho. Desde el Centro Democrático y desde la propia persona de su máximo líder y dirigente, el hoy senador Álvaro Uribe Vélez, siempre ha existido un manifiesto odio hacia los educadores, hacia las organizaciones sindicales que los representan y hacia los dirigentes de las mismas. Desde ese sector político siempre ha habido una permanente e inocultable campaña de estigmatización y odio hacia las maestras y maestros que se remonta a su primer periodo de gobierno.
Uribe, hombre de rencores extremos, jamás ha logrado superar y perdonar la derrota al referendo constitucional de 15 puntos que recién posesionado pretendió imponer y que no alcanzó el respaldo suficiente en las urnas el 25 de octubre de 2003, entre otras razones, por la férrea oposición de los servidores públicos y de los docentes. Tampoco perdona la permanente y decidida oposición a su idea de privatización del servicio público educativo. A los maestros el expresidente los visiona con el mismo encono y rencor que a la guerrilla y no desperdicia oportunidad para mostrarlos, irresponsablemente, ante sus extremistas partidarios como caras de una misma moneda.
Desde sus dos gobiernos asumió como una cuestión personal, casi obsesiva y enfermiza, el tratar de hacer el mayor daño posible al magisterio organizado y a fe que lo hizo a través de la expedición de normas que arrancaron derechos y vulneraron intereses que los docentes habían alcanzado mediante la movilización y la lucha.
Alcanzada nuevamente la presidencia, en cabeza de Iván Duque, los ataques, la intolerancia y la intemperancia verbal han resurgido con igual o mayor fuerza a la de los grupos paramilitares que de nuevo se campean a lo largo y ancho del territorio nacional, alentados por el encubrimiento y discurso afín de quienes hoy fungen como autoridades, para sembrar terror y muerte a través del asesinato sistemático de líderes sociales. Y como en la época que va del 2002 al 2008 de nuevo los sicarios morales anteceden y alientan a los materiales.
Señor toma tu el control siempre, gracias por tus promesas cumplidas.
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Lamentablemente los docentes estamos en tela de juicio pedirle a mi padre Dios que nos ilumine y ayude pero seguimos firmes hasta con nuestra propia vida por nuestros derechos
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Que desatre,un país donde se mata a los líderes sociales, tenemos, un gobierno sordo y mudó, lo mismo una prensa,, silenciada,la única es noticia UNO la Red independiente
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Recordando las arengas de los FERVOROSOS Y FERVIENTES URIBISTAS: «PLOMO ES LO QUE VIENE PLOMO ES LO QUE HAY»
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