Igual que en las épocas en que los paramilitares llegaban, masacraban y hasta jugaban fútbol con las cabezas de las víctimas, el Ejército Nacional, bajo la conducción del general Enrique ‘Mago’ Zapateiro llegó tarde a Bojayá. Bastante tarde. Cuarenta y ocho (48) horas después, para ser exactos, como si les hubiesen otorgado a 300 asesinos el tiempo suficiente para difuminarse. Cómo si las cacareadas Fuerzas de Despliegue Rápido FUDRA fueren tan solo un chiste.
Cuando se trata de estudiantes, campesinos, indígenas o trabajadores que se manifiestan todo funciona con la perfección de un reloj para la represión. Cuando se trata del accionar de paramilitares todo se daña y nada funciona, muy convenientemente, sin que ni siquiera experimenten vergüenza. De hecho, ya ni se sonrojan frente a la evidencia de complicidades que revisten la forma de omisión en el cumplimiento de deberes.
La inteligencia militar deja de existir. Las fuentes humanas y tecnológicas fallan. Los drones se quedan sin pilas. Los aviones fantasmas (tripulados o no) no pueden desafiar la ley de la gravedad. Los infrarojos y los aparatos detectores de calor no funcionan. La cooperación estadounidense a través de detección de sus satélites sufre interferencias. Las tropas no se pueden helitransportar. La FAC y el Ejército sienten repentinamente que es éticamente incorrecto bombardear y las tropas pierden sus visores nocturnos y sufren de ceguera, como si a los paramilitares los comandara una especie de Eliseo y se reeditara la historia bíblica de 2da Reyes 6:18.
«La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa» decía, como si proféticamente mirara hacia Colombia, Marx. Los 8 años de la seguridad democrática son nuestra tragedia y el gobierno y/o más bien desgobierno de Duque la más ruin y miserable de todas las farsas, bajo un ropaje que patrocina el pillaje y el retorno de los señores de la muerte. Todo bajo la dirección de Él. El gran Ministro Ejecutor a cuyos pies Pablo Morillo sería un insignificante enano.
“Si no tenemos políticos, jueces, fiscales, abogados, policías valerosos, honestos, moral y éticamente eficientes; si se rinden ante la corrupción asesina y al crimen organizado, están condenando al país a la ignominia más desesperante opresión y atroz violencia.”
Muerte por ingerencia conspirativa de Un Estado Fallido Corrupto Asesino!
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Muy sencillo para la oligarquia colombiana los Negros en este pais son personas insignificantes, con comentarios como «que acaben con esos negros hijos de puta» lanzada por el rdentor del pueblo colombiano lo dicen todo; es una lastima que manden acabar con la vida de unas personas humildes, honestas y trabajadoras sencillamente porque son «esos negros».
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