Sus más radicales opositores y críticos no dudan en calificar al Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, como un hombre sin escrúpulos para el que el fin justifica en todos los casos el empleo de cualquier medio a su alcance.
Los cuestionamientos al Fiscal General de la Nación van desde su habilidad para intrigar, hasta su «capacidad» camaleónica para estar bien al mismo tiempo con Dios y con el diablo.
No de otra manera se entiende que a pesar de su proximidad y admiración hacia Uribe Vélez, Germán Vargas Lleras, desde Cambio Radical, lo hubiese apadrinado y avalado ante el alto gobierno para ser Fiscal y que Juan Manuel Santos se hubiese decidido por él a sabiendas que representaba la peor de las opciones posibles frente a la implementación de los Acuerdos de Paz.
El poder real de Martínez Neira, sin embargo, no se halla en el ámbito de lo político sino en el poder económico que mueve tras bambalinas los hilos de políticos aparentemente opuestos pero con poderosos financiadores en común: Luis Carlos Sarmiento Angulo y Odebrecht.
Mucho antes de que el país al unísono solicitara por decoro la renuncia de un fiscal que está impedido para actuar como investigador e investigado, Jesús Santrich, exguerrillero de las FARC, tuvo el arrojo de cuestionar, en tres duros y directos tuits, al Fiscal por encubrimiento de empresas que financiaron el paramilitarismo.
https://twitter.com/JSantrich_FARC/status/781057248856576000?s=19
https://twitter.com/JSantrich_FARC/status/781058250460524548?s=19
https://twitter.com/JSantrich_FARC/status/781059234335232000?s=19
A partir de allí la respuesta de quién usa su cargo para amenazar y golpear a quienes cometan la osadía de ponerlo en entredicho no se hizo esperar. Tiempo después, sobrevino la acusación de que Santrich era narcotraficante, la privación de su libertad con complicidad de los grandes medios afines al mismo poder económico y politico corruptos con los que se impedía que el exguerrillero accediera a sus curul en el congreso y, además, se pretendía aniquilarlo políticamente y destruir los Acuerdos de Paz.
Después de eso, sin pudor, se produjo el reconocimiento de que no existían las pruebas que el Fiscal había cacareado a los cuatro vientos y ahora, que se avisoraba una probable liberación, desde la Fiscalía se ha recurrido a un nuevo escándalo distractor que tiene todas las connotaciones de otro falso positivo.
Y es que a nadie le cabe en la cabeza, que un Fiscal de la JEP como Carlos Bermeo, con vínculos y fotos con el presidente Duque y que un ex parlamentario condenado por parapolítica y muy cercano al expresdente Uribe, como Luis Alberto Gil, puedan concertarse para supuestamente conspirar contra la extradición de Seuxis Hernández, quién al interior de las FARC fue conocido bajo el seudónimo de Jesús Santrich, nombre con el que el guerrillero quiso rendir homenaje a su amigo, un pintor y estudiante de la Universidad del Atlántico, asesinado por agentes del desaparecido DAS.