La pregunta del día en Colombia es: ¿Estamos frente a un ataque suicida sin precedentes en la historia del país, o frente a un nuevo caso de falso positivo?. La duda crece tras el calificativo de mentiroso que el periodista Gonzalo Guillen le otorgó al Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez a raíz de la hipótesis que este último tejiera sobre la pérdida de la mano derecha del acusado y consultas que muestran que este era reservista del ejército y no tenía antecedentes penales.
Jose Aldemar Rojas Rodriguez era en vida el nombre del supuesto terrorista del ELN que el Fiscal se apresuró a responsabilizar como la persona que conducía el vehículo de placas LAF 565 que ingresó a la Escuela de Policía General Santander y detonó una carga explosiva que acabó, lamentablenente, con la vida de varios cadetes. No obstante fotografías y vídeos muestran que ingresó como perro por su casa a la escuela y que pasó en medio de formaciones de cerca de 150 policías sin mostrar interés de inmolarse y ocasionar una mayor cantidad de víctimas ¿Ingresó acaso engañado y el vehículo fue detonado convenientemente mediante control remoto?
https://youtu.be/Y qwnfmmvcfp8
A partir de la información que ha venido conociéndose (fotos, vídeos, consultas) y de la rápida sindicación a Rojas Rodriguez y al capturado Ricardo Andrés Carvajal Salgar emergen serias dudas entre la opinión pública en torno a si en este caso no se estará cocinando un nuevo falso positivo en que unos inocentes son sacrificados y otros cumplen el papel de chivos espiatorios de las autoridades.
Las sospechas y desconfianza aumentan frente al reciente anunciado atentado contra el presidente Duque que quedó en nada y en el que un supuesto ciudadano venezolano comisionado para atentar contra el mandatario terminó siendo en realidad colombiano y, además, la segunda supuesta muerte de alias «guacho» de quien no se han publicado aún las pruebas dactiloscópicas que ratifiquen su muerte.
El Ministro de defensa Guillermo Botero señaló que Aldemar Rojas Rodriguez era militante del ELN en cuyas filas era conocido como ‘El Mocho Kiko’, quien hacia parte de esa organización guerrillera desde 1994 y era un reconocido explosivista, actividad en la que se aseguró que perdió su mano derecha. No obstante, y luego de la presentación de su registro civil ante los medios, Gonzalo Guillén no dudó como ya se dijo en desenmascarar al fiscal pues en ese documento aparece que carecía de ese miembro desde su nacimiento.
A las dudas sobre la responsabilidad de Jose Aldemar Rojas Rodriguez se suman ahora dos hechos significativos. El primero, que el supuesto miembro de la guerrilla del ELN aparezca ahora como miembro de la reserva del ejército nacional con libreta de primera categoría. La segunda, que siendo un «reconocido explosivista» no le figuren antecedentes judiciales registrados en la policía nacional ni hubiera orden de captura alguna emitida en su contra.
Una tercera duda se desprende de la consulta de la cédula del sindicado en el Registro Único Nacional de Tránsito donde aparece que la fecha de su inscripción en el RUNT es apenas el 5 de febrero de 2018 muy a pesar de una discapacidad de nacimiento que lo limita para conducir.
Por último, llama poderosamente la atención que la consulta sobre el Nissan Patrol modelo 1993 de placas LAF 565, color plateado, número de serie WGY60121364, de motor TB42085716 y con licencia de tránsito 10016071455 haya sido expedida no en zonas con presencia e influencia del ELN sino por la Secretaria de Tránsito de Bello, Antioquía.
¿A quién o a quienes convenía el atentado? Es la pregunta que Noticias Uno fórmula a uno de sus invitados y en cuyas respuestas existe coincidencia con otro video en donde un ex policía bumangués se cuestiona sobre quienes pueden ser los grandes beneficiados con las muertes de los policías